Eran todos grises en un mundo gris. Un gris más como el color de las nubes en un día ni soleado ni lluvioso, ni caliente ni frío. El gris como el color de la ropa cuando no se quiere estar colorido para el verano ni oscuro para el invierno, un gris sin temperatura, sin emoción. Un gris plano como el sabor de la sopa desabrida, pero no tanto como para ser aburrida… Un gris tan gris que el mundo era como el sonido de un beeeeeeeeeeeeepppp largo y monótono, no tan duro como para estar alerta y bailando ni tan suave como para dormir, solo un beeeeeeeeeppppp gris y sin fondo. Colores grises, sonidos grises, sabores grises y olores grises, también el olor podía ser gris. Así era el mundo de los Greys. Un mundo sin emociones.
Pasaban los días y pasaban los días y solo seguían pasando los días, el tiempo también parecía de tonalidad gris.
Pero resulta que un día algo extraordinario, extra-emocionante, extra-gris, extra-extraño sucedió. Una caja apareció de la nada, una caja salpicada con los colores nunca vistos por los Greys.
Atrajo toda la atención de ellos y sintieron CURIOSIDAD, unos y otros empezaron a hablar:
- ¿Qué es esto que siento en mi estómago y que llena toda mi cabeza y no me deja pensar en nada diferente?
- Me amarra, me empuja, me succiona hacia la caja!
Unos y otros hablaban de la misma extraña sensación que abarcaba toda su atención y les atraía hacia ese objeto de colores. La curiosidad les impulsó a querer abrir la caja para ver lo que había adentro.
Todos, todos la abrieron. Del fondo de esta gran caja sacaron una maleta marrón amarrada por correas; desataron las correas y encontraron dentro de la maleta muchas gafas de diferentes colores y encima de las gafas una nota:
- Si de colores ves el mundo este se pintará de emociones.
- ¿Que es eso de las emociones?
Se preguntaron todos curiosos… No sabían lo que les esperaba, iban a entrar en el Mundo de las Emociones.
Uno tomó las gafas de marco amarillo, otro tomó la roja, otro la azul. No sabían que hacer con ellas, hicieron malabares, maromas, piruetas con las gafas… se las pusieron en los pies, en las rodillas, otro se las puso como corbata… uno descubrió que eran los ojos donde se las debía de poner.
Tomó las amarillas las que le hicieron sentir AGRADO pues era un color bonito, brillante, una sensación que nunca había tenido. Al ponérselas su cara se transformó y todos vieron algo que nunca habían visto, un montón de dientes en fila, unas cejas en alto y unos ojos grandes y brillantes. Salieron los brazos de su ropa gris y empezaron a moverse al tiempo que saltaba por todos lados como un grillo. Empezó a producir unos sonidos nunca antes escuchados por los greys, sonidos llenos de tonalidades y ritmos diferentes: cantó. Su corazón latía más fuerte y llenaba su cuerpo de energía y calor, tenía ganas de hacer lo que nunca había hecho: Moverse, Crear, Bailar. Se alejó brincando a arreglar su iglú con hermosos arreglos de flores, y se propuso hacer una huerta. Este Grey se sintió un Amarillo lleno de FELICIDAD.
El Grey que se puso las gafas azules perdió la energía, las manos se le enfriaron y las guardó entre los bolsillos de su traje gris, sus ojos se achicaron y su mirada bajó y solo pudo mirar el piso. Hombros caídos y espalda encorvada como si cargada un gran bulto sobre él. Todos vieron como la boca se transformó cómo atraída por la gravedad, hacia abajo las mejillas. Sintió TRISTEZA. Recordó momentos tristes que nunca había considerado con esa connotación; aunque no sentía mucha energía se mostró reflexivo acercándose a algunos de los Greys les pidió perdón por errores cometidos y de repente hizo sentir a los demás algo llamado EMPATÍA. Lo perdonaron sintiendo todos algo de COMPASIÓN. Y luego se fue a su iglú con la cabeza baja y los hombros caídos y espalda encorvada, se aisló del grupo mientras tuvo las gafas.
Un Grey con gafas rojas sacó las manos de su traje e inclusive estaba tan acalorado que se lo quitó quedando en camiseta gris interior. Las mejillas se le pusieron muy calientes al igual que su cara y luego todo el cuerpo. Estaba ENOJADO. Empezó a mover las manos con mucha fuerza, manoteando, mientras hablaba duro saliendo de su boca palabras untadas de agresividad, cargadas de quejas, reclamos, desagrado, disgusto. Su corazón latía rápido al ritmo de su respiración y sus pensamientos brotaban como volcán en erupción. Sus músculos se tensionaron lo que se notó especialmente en la cara y en la boca.
Los otros Greys se sintieron ATACADOS y AMENAZADOS sentimientos que no conocían, despertando en ellos MIEDO lo que llevó a algunos a defenderse con AGRESIVIDAD, otros a correr y HUIR. Los Greys que sintieron esta extraña emoción se les dilataron las pupilas, los ojos grandes y alertas, se pusieron sus caras pálidas mientras que su cuerpo se sintió caliente tras las palpitaciones aceleradas. Unos se enfrentaron y otros corrieron de miedo.
De pronto un Grey se puso las gafas rosadas, las del AMOR. El calor que le trajo la pelea se transformó en un calor diferente, de bienestar, de perdón y aceptación. Se le olvidó el motivo por el cual peleaban, sintió que todo podía arreglarse pues vio en cada uno de los Greys algo hermoso, inclusive vio muy diferente al Grey que acababa de pegarle. Se sintió tranquilo, relajado, sus manos dejaron de ser un puño y se abrieron dispuestas a abrazar. Abrazó a todos los Greys que pudo con un abrazo muy amoroso y caluroso, a cada uno le dijo cuánto lo quería…. De pronto la atmósfera completa se transformó en una muy diferente en donde el amor se contagió de uno a otro y a otro y luego a todos… y todos se dieron abrazos amorosos.
Los Greys descubrieron las emociones y su mundo cambió por completo, todo se cargó de color.
Autora e Ilustradora: Ana María Lora Torres
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