Burro tenía orejas muy cortas. Tan cortas que cuando se encontraba con otros animales siempre le preguntaban que animal era… no parecía un burro, parecía un extraño caballo.
Un día, mientras caminaba se encontró con una ardilla de cola roja y larga. Ella siempre veía a los burros caminar hacia el río a tomar agua y esta vez sintió mucha curiosidad por este nuevo animal sin orejas.
Le preguntó.
- ¿Qué eres?
- Un burro, contestó Burro.
- Pero si eres un burro, ¿por qué no tienes orejas largas?, le preguntó la ardilla curiosa
- Así nací, y así seré toda mi vida. Respondió tranquilo.
La ardilla preguntó
- ¿Te gustaría tener unas orejas largas?
Nunca nadie le había preguntado eso. Burro respondió
- ¡Me encantaría!-
La ardilla inquieta continuó
- ¿Has pensado en una solución?- El burrito le preguntó
- ¿Y qué solución me darías tú pequeña ardilla?
- ¡Busquemos juntos una solución!- exclamó la ardilla emocionada.
Caminando por el sendero del río vieron unas ovejas peludas comiendo en el prado muy verde.
- Burro no tiene orejas y queremos hacer unas para él, ¿ustedes nos regalan un poco de su pelo para hacer unas hermosas orejas de lana?- dijo la ardilla.
- Claro-, respondieron todas.
Con el pelo y la ayuda de unos palos largos tejieron unas orejas largas de burro. Se las pusieron.
- Gracias ovejas.
Burro y Ardilla no estaban muy convencidos con su invento de orejas pues estas se veían muy caídas
- ¡Busquemos otra solución!-
Siguieron caminando por el mismo camino, vieron un cultivo de algodón
– ¡Esta es la solución¡- juntos exclamaron.
Tomaron algodón de las flores y lo juntaron haciendo unas orejas largas. Estas se mostraban más paradas que las de lana, aunque muy peludas…
- Sigamos buscando-.
Subiendo la montaña encontraron un cultivo de maíz
- Las hojas de las mazorcas son largas, podrían funcionar como dos orejas-
Sacaron de una gran mazorca dos hojas muy largas.
Burro se las puso en su cabeza. Estas se veían paradas y largas
-Qué bonitas-,
Burro se sintió feliz al mirarse en el reflejo de una laguna cerca del cultivo, por primera vez se veía con unas largas orejas. Solo que eran verdes
- No importa, me las pongo, me encantan-
La ardilla que era muy ingeniosa y curiosa le propuso que siguieran en la camino buscando otra solución.
Subieron la montaña caminando, a medida que caminaban hacia arriba el clima cambiaba, cada vez más frío, cada vez más viento, cada vez más neblina.
De pronto llegaron a un lugar mágico, uno que nunca habían visto. Se sentían muy cerca del cielo, estaban entre las nubes.
La vegetación era diferente, las plantas y los árboles eran de tamaño pequeño y de hojas muy pequeñas y gruesas. Muchas rocas de todos los tamaños adornaban la montaña.
Siguieron subiendo y de pronto, en una planicie sobre la montaña fría apareció algo sorprendente que a Burro lo dejó sin aliento.
– ¡Un cultivo de orejas de burro!-
Cada planta tenía muchas orejas largas y peludas que nacían desde la base.
Burro se puso un par de estas orejas sobre su cabeza y se sintió tan completo y hermoso que no pudo decir nada. Nunca se había sentido tan feliz.
Bajaron la montaña por el mismo camino que los llevó hacia arriba. Llegaron a casa.
Burro se convirtió en un líder, todos escuchaban las sabias palabras de Burro que enseñaba “No Tener es Ganar”.
- Cuando no tienes algo tienes la oportunidad de ganar algo más.
Cuando un burrito en el mundo nacía sin orejas, Burro lo guiaba por el camino de la montaña hacia el Páramo donde podía encontrar las orejas más grandiosas de las plantas de Frailejón.
En el camino enseñaba su Gran filosofía de vida, “NO TENER ES GANAR”.