Poly recibió de su abuelo una semilla, cuando se la dio le pidió que la cuidara, que la sembrara y le ayudara a crecer. Le explicó que era la semilla de un gran árbol, un hermoso árbol.
Poly al inicio no sabía que hacer, se sentía incapaz de cuidar la semilla. Nunca había cuidado de un animal, ni siquiera se sabía cuidar a ella misma… -¿cómo podría cuidar de una semilla?-
Poly se angustió primero, luego recordó al abuelo diciéndole: “Te dejo esta tarea a ti pues sé que la harás bien”.
Aún la motivó más el salir de paseo a un bosque en donde admiró unos majestuosos árboles y se animó a ser parte de la germinación y crecimiento de uno nuevo.
Aunque seguía muy insegura, inició por hacer una observación de la semilla para descubrir de qué era, luego una investigación sobre lo que necesitaban estas semillas para germinar y crecer.
“Está semilla necesita un ambiente muy húmedo y sombrío…” entonces se ingenió una camita de tierra en una vasija profunda con un techito soportado con cuatro palitos. Además, se consiguió una regadera para ponerle agua todos los días.
La semilla después de muchos días germinó y de la tierra salió una pequeña ramita con una hoja morada. Poly se emocionó mucho pues ella era quien había investigado y había cuidado de la semilla todos los días y durante un largo tiempo.
Cuando la planta estuvo un poco más grande Poly fue al bosque y la sembró en un lugar donde podría crecer tan grande como los otros árboles.
El “Picut” le hizo a Poly sentir una gran alegría al germinar y crecer. Pero más que esta alegría, este mágico árbol le dio a Poly un regalo, la impulsó a descubrir sus fortalezas, las fortalezas que igual que la semilla ella atesoraba y tenía dormidas…
Solo tenía que arriesgarse a cuidar una semilla para descubrir que ella era:
Observadora-exploradora: pues logró observar la semilla con tanto detenimiento que encontró a través de sus características y sus detalles lo que era y el árbol que atesoraba.
Amante de la naturaleza: despertó su gran amor y respeto hacia la naturaleza.
Creativa: logró ingeniar una cama de tierra con un techo para dar el ambiente perfecto a la semilla.
Responsable: cada día daba agua y cuidaba de su semilla hasta que germinó y creció fuerte. Luego la plantó junto con los de su especie.
Autor e Ilustrador: Ana María Lora
LUDIKCENTER
Reflexión: Todos tenemos Fortalezas, pero muchas veces estas aún no las hemos descubierto. La manera de descubrirlas es arriesgándonos a hacer las cosas que creemos no somos capaces, ¡de pronto nos sorprende lo capaces que somos y las Fortalezas que atesoramos!