Bendito tiempo - cuento para aprender a disfrutar

Bendito tiempo - cuento para aprender a disfrutar

A Bendito le encantaba acostarse en su hamaca a la orilla del mar de Openit, se balanceaba por horas mientras sentía la briza en su piel semi desnuda.

Disfrutaba del atardecer, los cambios de tonos en el cielo y luego de como una a una iban apareciendo las pequeñas lucecitas celestes. Le encantaba quedarse en la noche pues disfrutaba aguardar hasta encontrar de manera sorpresiva la estela de un cometa. El amanecer era encantador pues el mar cambiaba de color. Disfrutaba el aleteo de las gaviotas sobre el agua, los pelícanos descansando sobre las inmensas rocas... Todo esto lo hacía sentir pleno. Y mientras disfrutaba su caña aguardaba paciente a que un pez gordo cayera, era su comida, la que también disfrutaba.

Cierto día se acercó Simón, soñador y ambicioso pescador.
"Bendito, con tú caña ¿cuántos peces logras atrapar en el día? Le preguntó con entusiasmo.

"Apenas los necesarios para mi alimentación" le respondió Bendito sin afán.

"¿Y cuántos son estos?" Preguntó nuevamente el visitante.
"Tres" respondió Bendito.
"Te tengo una gran idea y para lo que te propondré solo necesitaremos unos ojos vigilantes que contigo ya tenemos y un buen comerciante que seré yo, un poco de esfuerzo y mucha dedicación, y entonces ¡seremos ricos, muy ricos y felices!", exclamó Simón.

Bendito aguardaba paciente escuchando las palabras de su amigo, pues paciente siempre había sido.
"El día de hoy no comerás pues los tres peces que atrapes yo me encargaré de venderlos a buen precio en el pueblo, este será el primer sacrificio. Con el dinero compraré otra caña que pondremos igualmente en el mar y aguardaremos a atrapar seis pescados mañana. De estos solo comerás uno pues nuevamente yo los venderé y con este dinero conseguiré dos cañas más.

Con estas ya serán cuatro cañas que vigilar. Así seguiremos, tu vigilando y atrapando y yo vendiendo y multiplicando. Multiplicaremos las cañas y luego el dinero hasta que éste nos alcance para comprar un bote pesquero. Pescaremos y pescaremos. Tu vigilando, aguardando, atrapando, limpiando y empacando y yo vendiendo y comprando. Nuevamente cuando tengamos gran cantidad de dinero compraremos otro bote y luego otro y por último organizaremos una comercializadora de pescado. Deberemos trabajar duro y parejo para conseguir esto, pero cuando suceda... ¡Seremos ricos, millonarios! Tendremos el dinero que siempre hemos soñado".

Bendito escuchaba las palabras de su amigo, lo miraba con sus grandes ojos miel. Luego de un rato reflexionó y dijo:

"Ricos seremos y ¿cómo para qué?"

"Podremos entonces comprar un Yate donde viviremos, tendrá hamacas. Nos acostaremos a descansar todo el día y disfrutaremos del mar, del atardecer, de las estrellas sin ninguna preocupación".

Bendito añadió: "¿Sacrificarme tanto y por tan largo tiempo para disfrutar?" "Por qué no te sientas acá, cerca del mar y empiezas a disfrutar desde ya".

Permanecieron los dos sentados uno al lado del otro mirando el hermoso atardecer y las estrellas que salían sobre el mar cuando Bendito interrumpió: "¿Sabes Simón? Creo que soy el hombre más rico del mundo".

"¡Que dices pescador, si no tienes nada!" Le respondió un poco intolerante Simón.

"Tengo el tiempo y la paz para poder disfrutar de todo esto!" finalizó Bendito.

(Enséñale a tu hijo a disfrutar de lo que es y de lo que tiene)