De Camino al Cielo
Cuando la tía Jacky murió Antonio se sintió muy abrumado, escuchaba todo tipo de cosas de las muchas personas que nos rodeaban. Algunas personas hablaban de los eventos ocurridos, otros hablaban de lo que se debería hacer después de lo ocurrido… Escuchaba ¿Qué pasó ¿Por qué? ¿Quién es el culpable? Todo lo que escuchaba tenía que ver con temas del plano terrenal. Todo giraba entorno a sentimientos de dolor, de incertidumbre, de tristeza, de culpa… sentimientos muy humanos.
¿Cuándo, en un momento así, nos detenemos a hablar con nuestros hijos de lo realmente importante? ¿De lo que no tiene que ver con lo terrenal, de lo Espiritual?
Paré el tiempo, aunque todo a mi alrededor me hacía correr. Paré el tiempo para sentarme con él y hablarle con mucha tranquilidad de lo que en ese momento era muy importante. Lo llevé solito a un lugar cómodo, sin ruido y lo invité a cerrar sus ojos e imaginar mientras escuchaba mis palabras.
“Vas a cerrar los ojos y empezarás a escuchar las palabras que yo te diga. Tus oídos se harán sordos a todos los demás sonidos de entorno.
Vas a imaginar en tu mente todo lo que escuches, como si lo dibujaras con colores. Lo vas a recrear y será real.
Vas a sentirte muy liviano, muy tranquilo. Tu cuerpo está muy relajado, te sentirás como una nube.
Vas a imaginar que estás en un bosque. Un lugar hermoso lleno de árboles muy altos y con hojas de muchos colores. Sopla el viento pero no sientes frío, sientes una cálida caricia de briza que te toca las mejillas y cuando miras las copas de los árboles ves como todas las hojas de diferentes colores se mueven dándote una bienvenida.
Estás tranquilo. Te sientes muy bien, sin miedo, sin angustia, sin incertidumbre. Estás en este bosque, parado sobre el pasto y las hojas que han caído sobre el.
No te sientes solo. Miras hacia atrás y te das cuenta que un Ángel te acompaña. Es un Ángel hermoso. Su cara es agradable, amable y familiar. Te sonríe y te sientes amado. Está vestido de blanco. Su ropa brilla como un gran bombillo de luz blanca; no te duelen los ojos, esa luz que sale de su ropa es muy agradable cuando la miras, te gusta mirarlo. Tiene unas alas grandes en su espalda, son hermosas. Este Ángel te cuenta que siempre ha estado a tu lado, siempre te ha acompañado aunque tú no lo pudieras ver.
Ahora está al lado tuyo y te da la mano, te invita a caminar, te guía por un camino lleno de luces de colores, como serpentinas de fiesta. Te sientes tranquilo de caminar con él. Aunque es la primera vez que lo ves sientes que es tu mejor amigo de toda la vida. El te lleva de la mano por el camino haciéndote sentir muy seguro. Mientras te guía te va mostrando los diferentes animales amigables que aparecen y se sonríe mientras ellos se le acercan. Ningún animal le teme. Parece que todos los animales del bosque quieren estar con él. Las ardillas, los conejos, los pequeños ratones salen de sus guaridas y se acercan al camino para contemplarlo. Tú te sientes muy alegre de ver como los animales se acercan a ti también con agrado. Tú Ángel te lleva de la mano hasta una puerta.
Una puerta dorada llena de hermosos dibujos labrados sobre ella. Sientes gran curiosidad por saber lo que hay al otro lado. Tu Ángel te invita a tocar la puerta. La tocas suavemente. Se abre y encuentras que adentro existe un lugar más hermoso que el bosque donde estabas caminando. El lugar tiene un aroma que te hace sentir muy bien, te recuerda tu hogar. La luz brilla adentro. Escuchas la música más hermosa en su interior. Quieres entrar así que abres más la puerta y una mujer que ya conocías de siempre pero que nunca habías visto te recibe con un abrazo amoroso.
Ella es hermosa. Te sientes muy tranquilo de estar cerca de ella. Sientes que estás con tu mamá. Te sientes amado y a la vez protegido. Ella te toma de la mano y te invita con su dulce voz a entrar. Te hace sentir que este es tu hogar.
Caminas adentro en su compañía y la de tu Ángel. El nunca se separa de ti, realmente nunca lo ha hecho.
Otro hermoso ser aparece y te abraza, muy feliz de volverte a ver. Sientes lo mismo. Es un reencuentro, él celebra tu llegada. Nunca habías sentido que alguien te quisiera tanto. Estás muy acompañado. Estás muy feliz. Sientes Amor. Has regresado a tu Hogar, tu casa del Cielo.
Te vas a quedar aquí por unos momentos en silencio, sintiendo paz, disfrutando la compañía de tus familiares espirituales.
Te he llevado por el camino hacia el Cielo. Este es el camino que tu tía ha recorrido y ahora está con su familia del cielo feliz y en paz.
Abriremos los ojos y despertaremos nuestro cuerpo terrenal.
Recuerda que estos seres hermosos de luz siguen aquí, están contigo, con nosotros.
Ellos y las personas que ya han muerto siempre continuarán aquí, muy cerca. Si les hablas te escuchan. Cuando regreses a tu Hogar, el Cielo, ellos te darán la bienvenida”.
Antonio quedó en paz, le pedí que cada vez que alguien hablara de su tía recordara dónde estaba realmente
Autor: Ana María Lora Torres
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